Las temporadas no empiezan cuando rueda la pelota, sino cuando se define quién conducirá el barco. En Atlético, ese punto de partida llegó hace unos días, aunque todavía falten 16 para que el plantel vuelva a entrenarse. Con Hugo Colace confirmado como entrenador principal, la institución parece haber encontrado al fin la primera pieza de un rompecabezas que lleva años desordenado. En 25 de Mayo y Chile lo saben; antes de sumar refuerzos o programar amistosos, lo urgente era fijar un rumbo, una voz que ordene el laberinto.

La planificación ya está en marcha. Mientras la mayoría del plantel descansa, la CDafina detalles de la pretemporada y del armado del plantel. La idea es viajar a fines de enero a Uruguay para disputar un torneo amistoso que sirva como ensayo general previo al Apertura; una especie de primer examen para entender dónde está parado un equipo que viene de temporadas ásperas, con más dudas que certezas y una imagen que la propia directiva reconoce como “débil”.

El gran objetivo de la directiva es tan simple de decir como complejo de ejecutar: reconstruir la competitividad perdida. Atlético iniciará la próxima campaña con 14 puntos de ventaja sobre Sarmiento en los promedios, el equipo que hoy estaría descendiendo. No es un colchón; un margen de maniobra que se puede evaporar en pocas fechas si el arranque es malo. De ahí la urgencia por evitar sobresaltos en la zona baja y, al mismo tiempo, recuperar terreno en la carrera por las copas internacionales.

La política de refuerzos, según trascendió, será moderada. Ocho incorporaciones como máximo: un arquero, dos defensores, dos volantes y por lo menos dos delanteros. Esa es la línea roja del mercado.

Colace se encontrará con un plantel que hoy tiene apenas tres atacantes naturales: Mateo Bajamich, Ramiro Ruiz Rodríguez y el juvenil Carlos Abeldaño. La delantera es el déficit visible y la zona en la que no se puede fallar.

En cuanto a las salidas, ya hay certezas. Juan González no seguirá; su actuación estelar ante San Martín de San Juan fue un destello aislado en un ciclo sin continuidad. Matías Mansilla regresará a Estudiantes tras finalizar su préstamo. Y resta resolver qué ocurrirá con Tomás Durso, hoy en Unión, pero sin minutos y en plena competencia: recién podría liberarse cuando termine el Clausura. La defensa también tendrá un nuevo paisaje. No continuarán Damián Martínez ni Miguel Brizuela, y tampoco es seguro que siga Marcelo Ortiz, cuyo contrato expira. La buena noticia es el retorno de Juan Infante, ya en la etapa final de recuperación por su lesión ligamentaria. A ellos se suman los que permanecen: Maximiliano Villa, Clever Ferreira, Gianluca Ferrari e Ignacio Galván y Moisés Brandán además de los juveniles que ya entrenan con Primera: Luciano Vallejo, Juan Pablo Posse e Ignacio Gálvez.

En el mediocampo, la única baja confirmada es la de Carlos Auzqui. Hay dudas sobre Adrián Sánchez, que podría salir en este mercado. La novedad es Renzo Tesuri, que mostró chispazos pero aún está falto de ritmo competitivo. El resto del bloque se sostiene con Guillermo Acosta, Kevin Ortiz, Nicolás Laméndola, Franco Nicola, Lucas Román, Leonel Vega, Facundo Pimienta, Martín Ortega y Leandro Olima. El panorama es claro: Atlético tiene casi 30 futbolistas entre Primera y Reserva, pero no tiene aún un equipo. Esa será la misión de Colace; devolverle forma a una estructura que perdió su identidad, corregir desequilibrios, ordenar jerarquías y, sobre todo, elegir bien dónde invertir las pocas balas del mercado.

Lo que viene no será sencillo. Pero cada reconstrucción empieza con una decisión. La de Atlético ya está tomada; ahora falta que el equipo vuelva a parecerse al Atlético de hace algunos años. (Producción periodística: Carlos Oardi)